Actualmente, el sistema educativo y de salud enfrenta importantes retos relacionados con la salud mental de los adolescentes (10 a 19 años), como lo es la ansiedad, la depresión y la dependencia a los dispositivos tecnológicos. Estos problemas tienen un impacto significativo en el bienestar y el desarrollo de los jóvenes, por esta razón es crucial implementar estrategias efectivas para abordarlos.
En cuanto al ámbito educativo, la ansiedad y la depresión han emergido como problemas significativos debido a su influencia en el rendimiento académico y la salud general de los estudiantes. La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2020) destaca que «la mitad de las enfermedades mentales comienzan antes de los 14 años, y si no se tratan, pueden conducir a graves consecuencias en la adultez». Los adolescentes enfrentan presiones tanto académicas como sociales, esto debido a la constante exposición a pantallas lo que incluye las redes sociales, correos, juegos entre otros, situación que contribuye al incremento de estas problemáticas que sin la debida gestión, pueden derivar en problemas como bajo rendimiento escolar, aislamiento social, algunos trastornos mentales y, en casos severos, suicidio.
La adicción a los dispositivos móviles es otro desafío relevante. Twenge (2017) sostiene que «el incremento en el uso de dispositivos digitales está correlacionado con un aumento en los niveles de ansiedad y depresión entre los adolescentes.» El uso excesivo de tecnología afecta negativamente el rendimiento académico, las relaciones interpersonales y la capacidad de concentración. Promover una gestión adecuada de las emociones puede ayudar a reducir la dependencia de la tecnología como un escape, incentivando en su lugar comportamientos más saludables como la interacción social y la participación en actividades extracurriculares.
La incorporación de la educación emocional en el currículo interdisciplinar resulta esencial. Goleman (1995) argumenta que la inteligencia emocional es fundamental para el éxito en la vida, resaltando la importancia del desarrollo de habilidades en jóvenes para identificar, entender y regular sus emociones. Capacitar a los educadores en temas de salud mental y manejo de emociones es clave para promover la salud mental y crear un ambiente escolar que ofrezca apoyo emocional y facilite la búsqueda de ayuda por parte de los estudiantes.
El uso incorrecto de las pantallas puede producir un impacto psicológico negativo, provocando cambios en el comportamiento, en el estado de ánimo y pudiendo llevar a la aparición de sintomatología como: aislamiento, impulsividad, culpabilidad, entre otros; además de enfermedades como ansiedad y depresión a corta edad.
Asimismo, los adolescentes pueden jugar un papel crucial en la promoción de un uso más sostenible de la tecnología. Al involucrarse en prácticas tecnológicas responsables, los jóvenes pueden contribuir a reducir el impacto ambiental negativo asociado con el uso excesivo de dispositivos. Fomentar un uso consciente y responsable de la tecnología no solo ayuda a abordar los problemas de salud mental, sino que también apoya la creación de un entorno más saludable y sostenible. La participación activa de los jóvenes en iniciativas para disminuir el daño ambiental y promover prácticas sostenibles puede tener un impacto positivo y duradero.
En resumen, abordar los problemas de salud mental en adolescentes y fomentar un uso responsable de la tecnología son aspectos interrelacionados que requieren atención en el sistema educativo y de salud. Proporcionar un entorno de apoyo emocional y promover la gestión adecuada de las emociones contribuye al bienestar integral de los jóvenes. Además, capacitar a los adolescentes para que lideren la adopción de prácticas tecnológicas responsables ayuda a construir un futuro más saludable y sostenible.
Referencias:
Goleman, D. (1995). Emotional Intelligence. Bantam Books.
Organización Mundial de la Salud (OMS). (2020). Mental health: strengthening our response. https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/mental-health-strengthening-our-response
Twenge, J. M. (2017). iGen: Why Today’s Super-Connected Kids Are Growing Up Less Rebellious, More Tolerant, Less Happy—and Completely Unprepared for Adulthood. Atria Books.
Weare, K. (2015). Promoting mental, emotional and social health: A whole school approach. Routledge.